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Es el hombre omnisciente, clickes donde clikes ahí está. Sin darte cuenta, siempre sabes de sus conciertos, discos o apariciones en televisión. David Pastor sabe cómo hacer ruido para mantener latiendo el espacio ganado con el esfuerzo de los años. Trompetista de la primera línea del jazz en España, profesor en el Taller de Músics de Barcelona y director de su Original Jazz Orquestra, Pastor tiene como punto de partida el primer taller de jazz que Francisco Blanco "Latino" organizó en Sedaví (Valencia) hace ya casi veinticinco años: "en el 88 fui por primera vez al Taller de Jazz que había montado Latino, lo tenía justo delante de casa. Siempre me atrajo. Después él se fue unos años a trabajar a Tenerife y cuando volvió empezamos con la Big Band. Él ya lo tenía en mente, y le insistimos un poco. Ensayaban en la biblioteca del pueblo y yo iba a ver todos los ensayos. Era una música que me atraía mucho. La Big Band la dirigía Ramón Cardo y estaba formada por músicos de Sedaví y Godella. Jeff Jerolamon, Ricardo Belda, Lluís Llario, Ximo Tébar… Hubo una baja y Latino sugirió que yo podía ir, nada, yo un niño y me llamaron para ir a tocar la trompeta. Allí empecé". Carta de presentación: greetings David Pastor se apresura a poner sobre la mesa, con infantil sinceridad, el agradecimiento a quienes, en Sedaví, le dieron las herramientas con las que empezar el camino. En la atmósfera de un Café de luz baja en su pueblo, la honestidad habla por él, esta vez sin la trompeta. No le es difícil hacer memoria y no escatima en detalles en cada uno de ellos, sin saber qué acabará reproduciéndose o no de sus palabras, hace de la charla un pequeño homenaje. Dice de Latino que es su hermano mayor, que fue él quien lo metió en el quilombo que ha acabado convirtiéndose en una satisfactoria forma de vida: "me acuerdo de que mi madre le decía a Latino 'cuida del chiquillo'. Latino ha sido lo más grande que nos ha pasado a todos los que formamos parte de Sedajazz. Por eso sabe que puede contar conmigo. Tiene un poder de convocatoria brutal y es por eso que nadie le puede decir que no. Y si no hubiera sido por lo que empezó aquí con él, a mí no me conocería nadie hoy en día. Lo que hago con Sedajazz es un compromiso moral, y lo hago con gusto porque nos encontramos los amigos de toda la vida". Entonces llega el turno de su profesor de trompeta, Manolo López: "la filosofía la aprendí de Manolo. 'Haz bien tu trabajo', me decía. Y también el sacrificio de un instrumento tan físico como es la trompeta. Lo difícil no es tocar el instrumento, lo difícil es mantenerte fresco, y que cojas el instrumento y suene de la misma manera". Lo tiene bien claro: "gracias a ellos, en la época tan difícil que estamos viviendo, estoy recogiendo lo que he sembrado. Si hoy puedo ganarme la vida es por ellos. Todo ha sido a base de currar. Este es el sacrificio de años. Renuncias a muchas cosas, pero vale la pena cuando llega el momento de subirte al escenario". Con cariño adulto menciona a Mike Mossman: "ha sido mi profe y me ha ayudado mucho". Del vinilo y el cassette al escenario David Pastor recita sus discos de inicio sin vacilar: Kind of Blue (1959, Columbia Records), Porgy and Bess (1958, Columbia Records), Seven steps to Heaven (1963, Columbia Records). "Le decía a mi madre que cuando fuera al centro comercial, si veía algún disco de Miles me lo comprara. Me acuerdo que para un cumpleaños me regaló Walkin' (1954, Prestige Records) y Siesta (1987, Warner Bros)", recuerda divertido y confiesa entre risas "yo al principio iba a las jams cuando no sabía improvisar y tocaba solos de otros. Soy de los que ha aprendido tocando encima de los discos. Esto me ayudó mucho a coger el lenguaje, la articulación, el sonido. El gran estudio es la jam sesión. En Valencia hubo una temporada buena, los lunes en el Black Note, en Matisse, en Perdido…". Se detiene para recordar a la persona que le dio a conocer nuevos lenguajes, Julián Orozco, cuñado de Lluís Llario: "fue mi profesor en el colegio. Tenía un programa de jazz en Radio Klara, y me pasaba las cintas de sus programas. Siempre se lo he agradecido mucho, él era mi dealer de jazz.Me descubrió a trompetistas como Clifford Brown, Kenny Dorham, Charles Tolliver, Howard McGheee… empecé a escuchar cosas distintas. Él me hablaba de ellos, decía que pasaban desapercibidos por Miles". El primer bolo de David Pastor fuera de casa fue en la plaza de Sant Antoni de Barcelona y, cosas de la vida, aquella fue la primera vez que vio la Big Band del Taller de Músics que ahora dirige: "estaba allí Tete Montoliu, ¡y flipé! Ahora, que doy clases en el Taller, está ahí el cartel de aquel concierto, y cada vez que lo veo me acuerdo. Fue una experiencia muy chula". La mudanza Unos años después de ese concierto, David Pastor decidió marcharse a Barcelona para continuar su formación: "era muy importante tener referentes trompetistas, porque aquí no había músicos de jazz que tocaran la trompeta. Aquí había tocado con Perico, iba a su casa con Ramón [Cardo] a tocar… pero yo necesitaba a alguien que me guiara con la trompeta, porque toda la información que yo tenía era para el saxo. Y siempre que venía un trompetista a valencia intentaba ir a verlo". Lo que le gustaba de Barcelona es que allí había trompetistas referentes: "iba a escucharlos a los conciertos y a tocar a las jams, como a Mathew Simon, aunque yo quería estudiar con Jürgen Scheele, pero me dijo que no quería darme clase porque ya tenía nivel. Era un trompetista muy vanguardista". El estudio diario ha sido el medio para llegar a cualquier lugar desde que el Pastor veinteañero empezó a encontrar su sitio en Barcelona: "se lo digo a los alumnos cuando me dicen que lo hago fácil, es tan fácil como practicar cuatro o cinco horas al día. Una rutina de trabajar el sonido, es un entrenamiento diario". Esta suma de horas es la que le ha permitido encontrar su sonido: "conocí a un trompetista de la Metropolitan Opera de Nueva York, Jim Pandolfi, y le pregunté qué hacer. Vino aquí a dar un concierto y dio una clase. Me dijo que lo más importante es el sonido, que debía ser mi tarjeta de identidad. 'Trabaja el sonido, y después toca lo que quieras. Porque sólo con un buen sonido podrás tocar lo que quieras', me dijo. Y sí, mi sonido soy yo, es mi voz. Siempre he estado obsesionado con eso, que cada vez que coja la trompeta pueda hacer que suene a mí". Con Camins Dispars aún candente llega Armageddon Allí sigue, en Barcelona, envuelto de docencia y distintos proyectos: Nu Roots, la Latin Big Band del Jamboree, la Orquesta Árabe… Su agenda es un no parar, todo un afortunado con los tiempos que corren. Y aún así le queda tiempo para dar forma a sus ideas y matizar el discurso de las composiciones que van materializándose en discos. Del último apenas ha pasado un año, Camins Dispars (Omix, 2011), atrevido trabajo a dúo con Pere Foved. Menuda la que se armó hace unos meses a raíz de una crítica en Cuadernos de Jazz, un artículo que ponía en cuestión si la decisión de haber escogido dicha formación para un repertorio de esas características había sido lo más acertado, algo que el trompetista consideró incendiario y fue fruto de una intensa contra-crítica que tuvo como plataforma las redes sociales: "respeto los gustos, que la gente sienta, o no, lo que se quiere transmitir a través de un disco. Y para eso están los críticos, para dar su opinión. Una música te puede gustar y otra no. Puedes dar tu opinión y será bienvenida. Se puede hacer una sugerencia de cómo tendría que haber sido el disco, pero nunca le diría a nadie cómo tiene que tocar, que crear". Así, el problema fue, según Pastor, el enfoque del artículo además del contacto nulo, algo que hubiera permitido, dice, explicarle los detalles del trabajo: "cualquier periodista que ha reseñado un disco mío me ha llamado por teléfono, para informarse y comentarlo". Y el mismo día del supuesto fin del mundo se publicaba su nuevo trabajo, Armageddon (Omix, 2012), qué mejor título: "hice una serie de temas pensando en la formación con la que quería tocar, y cuando ya los tenía se dio la casualidad de que los músicos estaban en Valencia. Mi idea era grabar en Nueva York, pero estaban aquí y Ximo me dijo que si quería grabar. Y allí que fui. No estaba todo acabado. Era muy importante también la opinión de los músicos. Cada uno ha aportado un poco con su toque personal. Son las aportaciones las que han hecho que todo suene mucho mejor". Esta es una nueva producción de Omix Records, el sello discográfico del reconocido guitarrista de jazz valenciano Ximo Tébar. En la escena local, esto sitúa a David Pastor con los pies en dos terrenos diferentes que se miran de frente, algo latente -patente- en el nuevo disco del trompetista con el IVAM JAZZ ENSEMBLE, formación con la que lleva ya muchos años de colaboración. El intento es un paseo de puntillas sobre un punto de la conversación que podría resultar incómodo, pero Pastor no titubea ni en el escenario ni a pie de calle. Omix Records es la discográfica con la que empezó en su día y con la cual, dice, está muy satisfecho por la producción, gestión y distribución de cada uno de sus trabajos de estudio hasta el momento: "Sedajazz Records no existía cuando yo empecé, y estoy muy contento con Omix. Ximo Tébar se ha portado muy bien conmigo desde el principio, tanto en la producción de mis discos como en los conciertos que hemos hecho. Siempre que he hecho algún proyecto con Ximo, me ha dado muchas facilidades y cobertura a nivel prensa y distribución. Estos discos se distribuyen en EEUU y Japón. Gracias a Ximo he tenido una pequeña rendijilla por la que colarme en Nueva York. Así que, si todo va bien, para qué cambiar". Así, David Pastor cerraba el 2012 con un nuevo proyecto con Ximo Tébar a la guitarra, que se completa con el pianista Jim Ridl, el bajista Darryl Hall y el baterista Donald Edwards: "iba con unas ideas de hacer algo con músicos americanos. Con Donald había tocado ya, es un gran amigo, y uno de mis ídolos. Cuando pensé en el proyecto, pensé en él directamente". David Pastor tenía la idea de ir a grabar a Nueva York, pero Ximo Tébar lo llamó y le dijo que los músicos estaban en Valencia preparados para entrar en el estudio: "poder tocar con esa gente era un sueño para mí, los temas están hechos para tocar con ellos. No sé si fue por la energía que tenía, pero cuando empezamos a grabar… Mirábamos la pieza, la ensayábamos un poco… Y la tocamos como si lleváramos mucho tiempo juntos. Era un alto nivel de comprensión musical, siempre lo intento con mis temas. Ha sido un nivel de compenetración tan grande, que a mí me ha dejado incluso asustado. Estoy muy contento". Los ocho temas de Armageddon son una pestaña de la versatilidad del trompetista, composiciones pensadas para este disco, exceptuando Visto desde arriba. Material inédito al que se le suman dos acertadas versiones, Mais que nada de Sergio Mendes y Right Now de Charles Tolliver. Y como original es el lenguaje de Pastor, lo son las historias que hay detrás de las canciones y que explica con cariño: "Para Juan, está dedicada al trompetista Juan García. Él también estudió con Manolo. Nos conocíamos desde hace muchos años, él también tocó en Sedajazz y coincidimos en un montón de historias, y quería dedicarle un tema". Otro tema, Broadway, está dedicado a un club de jazz de Alhama de Almería: "tenía un bolo allí y no pudimos ir porque coincidió con la huelga de los controladores aéreos. Llamé por teléfono y dije que no saldría el vuelo. Normalmente te cancelan, pero ellos cambiaron la programación para que pudiéramos ir. Se portaron fantástico, eso no lo hacen en todos los clubs. Llegué muy contento, me senté al piano e hice un borrador del tema". De perfil Con el último sorbo de la charla y ya terminado su café solo, es él mismo quien advierte: "no me has hecho la foto". David Pastor es grande, por músico, por hombre, y por el yo del niño que lleva dentro. Dice que la quiere de perfil. David Pastor es grande y por eso su humor lo es más, como su dedicación y capacidad para superar la dificultad de unos ojos que algo- quizá mucho- tienen que ver en su grandeza musical. De perfil, esa mitad de quién él realmente es. |