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Jueves, 30 de septiembre 2004
El Milagro de Candeal
Fuente: sedajazz


Un musical social

El milagro de Candeal es un “musical social”, dice su director Fernando Trueba. Mezcla de película y documental y rodada íntegramente en Salvador de Bahía (Brasil), en la favela de Candeal, es la historia de cómo la solidaridad, la lucha y el trabajo de un pequeño grupo de personas pueden cambiar y mejorar la vida de toda una comunidad.
Fernando Trueba: El milagro de Candeal nace de dos cosas: de la invitación de Carlinhos Brown para conocer su comunidad y de algo que Bebo Valdés me había dicho varias veces: “El único lugar que me gustaría conocer antes de morir es Salvador de Bahía”. Estas dos cosas se unieron en mi cabeza y fueron el origen de la película.

Candeal, la música, Carlinhos Brown y Bebo Valdés son los cuatro pilares sobre los que descansa El milagro de Candeal. Para comprender mejor el espíritu de la película, el comienzo de la transformación de Candeal, quizá habría que remontarse algunos años atrás.
Carlinhos Brown: Mi primera gira como percusionista fue con Caetano Veloso. Por vez primera pasé ocho meses fuera de casa, de mi familia. En Francia, las calles parecían salones, con la gente muy bien vestida. Al regresar a Candeal, una noche la policía hizo una redada y murieron varios chicos. Me creó una preocupación enorme y me gasté todo el dinero que gané en la gira en comprar timbales.Fernando Trueba: Carlinhos pensó que de no ser por la música él podría ser uno de esos chicos. La música le había salvado y creyó que podía representar lo mismo para los demás jóvenes. Y comenzó a desarrollar una serie de acciones musicales y sociales, a las que pronto se sumaron otras personas.

Aquellos timbales fueron el primer paso del cambio en la favela de Candeal, el origen de todo. Con estos instrumentos Carlinhos Brown comenzó a enseñar música a los niños en la calle, creó el grupo Timbalada y abrió la puerta a una serie de movimientos sociales y musicales que han permitido que hoy, Candeal sea una favela ejemplar.
Bebo Valdés: Carlinhos me dijo que no quería más chabolas en Candeal. Hoy tienen agua y sanidad, lo que nunca tuvieron. No hay ladrones ni bandoleros, nadie te asalta con una pistola. Es gente que ama la humanidad.

Fernando Trueba: Carlinhos ha transformado Candeal en una favela modélica. Con un índice de crimen cero, se puede pasear, vivir, charlar. Los ves felices.

La película El milagro de Candeal comienza con el viaje iniciático de Bebo Valdés -¡a sus 85 años!- a Salvador de Bahía, a la favela de Candeal, para reencontrarse con sus raíces africanas.
Bebo Valdés: Bahía es una cosa espiritual mía. Siempre he estado muy interesado en conocer la parte de mi familia en relación a África.

Fernando Trueba: Me gustaba que la película fuera el viaje real de Bebo. Bahía es África y cualquier músico bahiano tiene más en común con uno cubano que con otro de Río de Janeiro o de Sao Paulo. La película ha captado la felicidad de Bebo, una persona de una pureza, de una integridad y de una inocencia tan grandes que se transmiten a la pantalla.

Cuando Bebo Valdés llega a la favela en El milagro de Candeal, a través de sus ojos y de sus oídos vemos la vida y escuchamos la música de una comunidad que ha luchado y lucha por su dignidad. Lejos quedaron aquellos primeros timbales comprados por Carlinhos Brown. Hoy, Candeal es una célula activa de creatividad y agitación musical. La relación de centros educativos, músicos, grupos y auditorios que hoy se reúnen en Candeal puede llegar a ser exhaustiva. Por El milagro de Candeal pasan la Escuela Profesional de Música Pracatum, donde se forman músicos de todas las edades; Timbalada, el primer grupo formado en Candeal por Carlinhos Brown, con 200 tambores sonando a la vez; Hip Hop Roots, una mezcla de violines y percusiones con espíritu de vanguardia; Lactomia, un grupo formado por músicos adolescentes; Os Zarabes, banda de formación variable entre 120 y 220 músicos; Candombless Beat, que mezcla ritmos, rezos y cantos ancestrales con sofisticados arreglos de percusión; Candyall Ghetto Square, un auditorio de conciertos que también se utiliza como local de ensayo; La Banda del Camarote Andante, una Big Band de calle de 40 músicos, con 20 percusionistas y 20 metales; el estudio de grabación Ilha dos Sapos, donde han grabado Tribalistas, Manolo García, Marisa Monte, Caetano Veloso; Ta Rebocado, un proyecto urbanístico para arreglar las casas...

El milagro de Candeal nos enseña músicas y vidas con un tratamiento más cinematográfico que sociológico. Por allí también aparecen Gilberto Gil, Caetano Veloso y Marisa Monte cantando, charlando con Bebo Valdés y con Carlinhos Brown como gran maestro de ceremonias, como alma, como motor que insufla energía a todo Candeal.
Carlinhos Brown: La revolución destruye, la evolución construye. Candeal es la construcción del sentido, de la gentileza, de la bondad. No queremos paternalismo, queremos emergencia social. ¿Comida o aprender a plantar? Aprender y pasar los conocimientos para que todos los aprovechen. La humanidad necesita bailar junta, bailar para siempre.

Fernando Trueba: Carlinhos tiene muy desarrollado el sentido de la responsabilidad hacia su comunidad. Sabe que es un ejemplo y no puede permitirse errores. Es un espejo para muchos chicos e intenta repartir esa responsabilidad para que Candeal no sea sólo él. Es la reencarnación perfecta de Peter Pan porque cuida de los niños, los organiza, los hace vivir aventuras, fabrica una realidad.

Los niños son también protagonistas esenciales de El milagro de Candeal, siempre presentes en las aulas de música, en las calles tocando percusión, en las charlas en las que Carlinhos Brown les enseña que la percusión está en el origen de la vida y que hasta lo más pequeño, lo más insignificante sirve para hacer y vivir la música.
Fernando Trueba: Cuando ves a los niños de Candeal, hay algo dentro de ti que te cambia. Son más felices que los de cualquier urbanización rica europea.

Además de los niños, presentes durante toda la película, otros vecinos de Candeal nos enseñan esa perfecta convivencia entre las tradiciones ancestrales y la más absoluta modernidad que se da en la favela de Bahía. Y en El milagro de Candeal asistimos a la fiesta de Yemanjá, reina del mar; conocemos al Señor Mateus, la mayor autoridad en música antigua bahiana; a Pintado do Bongô, el primer maestro de Carlinhos; al Señor Caramba; a Doña Angelina, que guarda en su memoria todas las oraciones y rezos ancestrales; a Graciete, una líder social que trabaja en la asociación de vecinos; a Pedrinho, un niño de 17 años que da clase de educación política; a Tita, descendiente de una mujer tatambi que embarcó en 1871 en África con destino a Bahía en un barco de frutas; al Señor Mariano, que montó la primera radio en Candeal y tiene 33 nietos, muchos de ellos músicos profesionales...
Fernando Trueba: Quería hacer una película que tuviera un lado muy de cine, casi de ficción, sabiendo que estábamos haciendo un documental y captando una realidad que a veces te sobrepasa. Uno tiene que contar la historia desde dentro de la historia, huir de la objetividad. La objetividad es un punto de vista sumamente pretencioso y desde el que nunca se ve nada.

El milagro de Candeal comienza con el viaje interior de Bebo Valdés y acaba con esa explosión de música, sensualidad y fiesta popular que es el Carnaval de Bahía. La película cuenta el viaje de Bebo a Candeal, pero con él viajamos todos a un lugar vivo y real, que a nadie deja indiferente. Y todos participamos en la historia de una comunidad de Bahía que intenta mejorar su vida a través del arte, luchando contra la resignación y el destino.
Fernando Trueba: Existe esa idea fatalista de que el pobre está condenado a la miseria, al hambre, a la violencia. Hay un racismo contra los pobres. No los queremos ni cuando salen de la pobreza. Es contra este fatalismo contra el que hay que luchar, que hay que intentar romper. Candeal forma parte de todo esto. Soy un optimista y no tengo carácter para retratar la desgracia, ni la crueldad. Por eso he huido de retratar la pobreza, porque creo que lo que hay allí es belleza. La gente del Candeal es más rica que la de muchos otros sitios. Me gustaría que El milagro de Candeal contribuyera a dar publicidad a una comunidad que me parece ejemplar. Por la manera de enfrentarse a los problemas y por lo que ya han conseguido. Porque nos enseña con el ejemplo que el mundo es mejorable.

En El milagro de Candeal todos tocamos con Bebo Valdés y cantamos con Carlinhos Brown, con Caetano Veloso, con Marisa Monte, con Gilberto Gil, con todos los maravillosos músicos de Candeal. Y nos convertimos en niños tocando con los niños y aprendiendo de Carlinhos como hacer percusión rozando una hoja seca con el suelo. Esto es El milagro de Candeal. Un retrato solidario sobre la solidaridad hecha música. Un alegato musical a favor de la alegría de vivir.


  
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