Cuando el trombonista Toni Belenguer me dijo que "Sedajazz es una manera de vivir" expresó una de las principales razones que hacen este proyecto sostenible. No sólo porque no se cambia de manera de vivir así como así, sino también por la implicación personal que supone  participar en cualquiera de las múltiples actividades que, a lo largo de los últimos veinte años, han surgido de este proyecto que a principios de los 90 pusieron en marcha unos amigos en el taller de jazz de una población del cinturón industrial de Valencia. Esta población se llama Sedaví y, como tantas otras de estas tierras, tenía y tiene una banda tradicional que a la vez es una escuela de música donde los metales mandan. De este semillero han salido la mayoría de los instrumentistas que en este álbum soplan los vientos. Músicos de sólida formación, mente abierta y creatividad despierta que pueden con todo. Literalmente.

    Hablamos de músicos capaces de tocar en casi cualquier formato y cualquier música. Profesores capaces de enseñar en las escuelas más prestigiosas del país. Emprendedores dispuestos a liderar sus propios proyectos y grupos, pero también secundar las iniciativas de otros músicos o compañeros que valen la pena. Paradigma de esta actitud es el trompetista David Pastor, que dirige la orquesta de jazz más longeva del estado español, la del Taller de Músics de Barcelona. Hablamos de compositores que, como Perico Sambeat y Jesús Santandreu en este caso, saben y pueden crear repertorio original para llenar un álbum con arreglos de big band. De músicos que como los hasta aquí nombrados estaban con la big band desde sus inicios: léase Vicent Macian, Felip Santandreu, Miguel Ángel Casany o Carlos Martín, que recuerda cómo, siendo un niño, entró a "formar parte de un proyecto sólido en el que estaba rodeado de unos músicos increíbles". O, claro está, de músicos que se han ido sumando al feeling y la filosofía del proyecto con posterioridad, plenamente integrados.

    Pero sin un catalizador capaz de mantener viva la llama que prendió en aquel taller de jazz, la gran orquesta allí alumbrada, y que razonablemente empezó llamándose Big Band de Sedaví, no hubiera perdurado hasta el vigésimo aniversario y, menos aún, con el saludable aspecto que muestra en esta grabación. Ese motor indispensable es el saxo barítono, director de la banda y máximo responsable de esa pequeña empresa y foro de encuentro, oficina de contratación, centro de formación, discográfica que es Sedajazz. Francisco Blanco Latino no sólo dirige esta banda, también ha impulsado numerosas big bands en distintos puntos del estado español. Sambeat, el saxo alto español más internacional, que colabora con Sedajazz casi desde el primer momento, afirma de él sin ambages: "Sé que lo que hace es por amor a la música".

    Así pues, Sedajazz es una manera de vivir y amar el jazz, fundamentalmente, pero también un complejo sistema de relaciones humanas, cooperación y sintonía en torno al que se mueven al menos un centenar de músicos. De ahí que se pueda entender esa pieza del disco dedicada a Epicuro, como un canto a la amistad, un bien del que el filósofo griego fue preclaro propagandista y una fortuna en realidad más apreciable aún en tiempos difíciles y hostiles como los presentes. Más urbana y desafiante que en grabaciones anteriores, aunque combinando una rabiosa contemporaneidad  con ecos de décadas precedentes, la música de Sedajazz en Horn Flakes se atiene a los tiempos que corren, defendiendo con gracia y vigor  valores que el terremoto económico y moral que intermitentemente nos sacude está poniendo a prueba. Con la energía deslumbrante que la brillante visión actual del emblemático Two bass hit demuestra, o con el desparpajo que exhiben las palmas del original De camino, una veintena larga de músicos afronta la dicha del aniversario y la contrariedad de la crisis a la vez.

    Menos latina que en otras ocasiones pero tan pletórica como en las mejores, Sedajazz sigue siendo un artefacto cargado de futuro. El capital humano, musical y moral acumulado por Sedajazz veinte años después es tan sólido que no es descabellado imaginar un cuadragésimo cumpleaños con la presencia, en cualquiera de sus secciones, de alguno de los bebés que ahora se inician en el programa más tierno de la factoría, arropado por alguna de las más recientes incorporaciones: Albuixech, Voro García, , Sergio García, David Martínez, Pérez, Soler, Raul Garcia, Cesarini, Colomer, Palau, Fuster, Asensi o Llidó. En un escenario de cualquier parte del mundo, por supuesto.
            
                                       
Juan Manuel Játiva