Sedajazz Records. Producción discográfica.
Latino Blanco / Mark Nightingale & Friends Cool Session ![]() Jordi Vilà al contrabajo y Jeff Jerolamon a la batería completaron el cuarteto en 2009; Miquel Álvarez y Vicente Espí lo han hecho trece años después. Son acompañantes distintos, claro, pero igualmente excelentes, y el conjunto desprende un intenso aire de familia. El trombonista y el saxofonista barítono eran ya artistas maduros cuando iniciaron esta andadura, y años después ni el tiempo ni las modas parecen haberles afectado: conservan los mismos gustos y el mismo entusiasmo. Talmente parece como si hubieran salido del estudio a tomar el aire y hubieran regresado en un rato, sin llegar ni siquiera a apagar las luces. Un repertorio lleno de clásicos de Mulligan, varios standards mulliganescos y una conocida composición de Brookmeyer son la demostración musical de lo que digo. Que el cuarteto de Mulligan con Chet Baker es uno de los más felices encuentros de la historia del jazz es indudable. Pero el grupo del saxofonista barítono con Brookmeyer, aunque menos prolífico, ha estado quizá demasiado olvidado. Brookmeyer fue un individualista siempre fascinante, con su trombón de pistones, un moderno entre los clásicos y un clásico entre los modernos. La suma de esos dos timbres graves podría haber resultado desasosegante, pero tanto Mulligan como Brookmeyer anduvieron siempre sobrados de chispa. Chispa es algo que no les falta tampoco a Latino y a Nightingale. Digamos de este último que es uno de los músicos más respetados y solicitados de la escena británica y europea; si entráramos en detalles acabaríamos con el papel disponible. Pero Francisco Blanco es asimismo un jazzista soberbio, algo que no siempre tenemos presente por su carisma como educador e impulsor de proyectos para lucimiento de otros. La química entre ambos es evidente; y este disco, con todo lo que tiene de homenaje y recuerdo, se convierte en una mirada hacia adelante gracias a la capacidad de estos dos músicos para seducirnos con sus voces individuales. Escuchen, por poner solo unos pocos ejemplos, a Latino en «Love me or leave me» y a Nightingale en «Blues», los intercambios de coros en «Limelight» o las improvisaciones a dúo con la que anticipan la reexposición en «The cat walk». Mientras el jazz sea esto, y de momento no parece que vaya a cambiar, los aficionados encontraremos motivos sobrados para aplaudir en presencia de estos talentazos. Jorge Garcia |