Salir del entorno donde te has criado es fundamental para la formación del músico. Julián Sánchez partió de Granada para poder sacar el máximo rendimiento a la llamada de la música. La Escuela Superior de Música de Barcelona (ESMUC) y Nueva York le sirvieron para modelarse como intérprete de trompeta pero sobre todo como creador. Hoy es uno de los talentos más valorados en el panorama español y con mayor proyección internacional, que se ha subido a los escenarios de festivales como el de San Sebastián y el North Se Jazz Festival.

La cercanía emotiva y del folclore de su tierra andaluza le han permitido participar en proyectos de jazz flamenco de figuras incontestables como Chano Domínguez, Jorge Pardo, Perico Sambeat o Miguel Poveda.

Pese a ese sentido ligado a la tradición, la carrera de Julián Sánchez se está desarrollando en ámbitos de vanguardia. Prueba de esto es la lectura que ha hecho del flamenco desde el free jazz y la improvisación conducida en su proyecto "Antes existió el grito", con el Free Art Ensemble, sus colaboraciones con el pianista y reconocido improvisador Agustí Fernández o su proyecto en homenaje a Ornette Coleman, en su otra formación, Sindicato Ornette.

Julián Sánchez New Quartet

Su nuevo trabajo a cuarteto se basa en un repertorio original, siendo una muestra más de los vasos comunicantes que mantiene con la creación barcelonesa. En los proyectos citados antes no se cuenta con piano, dentro de
cierta demarcación estética inducida desde Chicago.

Salvo en el dúo que mantiene con el pianista gaditano Javier Galiana, no es fácil
de verlo acompañado de este instrumento. La posibilidad melódica que imprime
el piano, da una dimensión nueva al sonido y las ideas del granadino. Ideas que
parten de un pequeño motivo melódico y que van creciendo en el discurso colectivo del cuarteto, entre desarrollos solistas, silencios que dejan respirar al
trío y ello desprendiendo intensidad sostenida y una amplitud orquestal que tienen al piano como principal instigador.

Si la trompeta es un eje en este grupo, el trío de piano es la plataforma.
Complejo pero claro en su articulación melódica, prístino en la definición de cada frase (por cruzadas que estén), el verso melódico del joven Marco Mezquida está hecho de oleadas de refinación e inconformismo, un pianismo que crece, se recoge y estira en figuras repetitivas, recordándonos la modernidad de Brad Mehldau.

Completan la sección rítmica el contrabajista Bori Albero, músico formado a mitad de camino de la ESMUC y La Habana. Entre Barcelona y Cuba y habiendo tenido como maestro a uno de los maestros del instrumento, el contrabajo más políglota y mestizo de todos como el de Javier Colina, Albero es un músico capacitado para tocar un bolero o sumergirse en la improvisación libre. Ha tocado con Perico Sambeat y otro maestro del bajo, David Mengual.

La batería de Ivo Sans también sabe de viajes. Una de las escuelas de bateristas más importantes está en Bélgica, y allí se fue tras pasar por el magisterio del valenciano Marc Miralta. Ha colaborado en la vanguardia con Marc Ribot y Herb Robertson y forma parte del trío WRY de Agustí Fernández y también del Free Art Ensemble.

Componentes

Julián Sánchez: trompeta,
Marco Mezquida: piano
Bori Albero: contrabajo
Ivo Sans: batería